
Nochecita que nos estáis dando -. Uno de los ángeles, les dijo : - Habéis tenido mucha suerte. De allí habéis salido, pero de nosotros no -. Anthea les dijo : - A mi este jueguecito ya me empieza a hartar y estoy muy cansada, así que dejadnos pasar -. Uno de los ángeles, la envió tanta fuerza, que fue a parar al final del pasillo. Anthea se levantó con tanta rabia, que empezó a enviarles desde el fondo del pasillo cruces de luz hacia ellos. Los duendes, empezaron a reírse, y a decirles : - Sólo eso sabéis hacer -.
Al momento, se escuchó una voz, diciendo : - Tranquilos. Apartaos -, y ese pasillo, se inundó de luz . De ahí, salieron los ángeles y las hadas y sin comentar nada, con sus manos apartaron a los chicos y empezaron a mover las manos, haciendo dibujos con ellas en el aire. Dibujaron unos caballos, envueltos en una cúpula de cristal, cayendo encima de los ángeles, que habían cometido su maldad, enviándolos desterrados de aquel hermoso lugar. Para los búhos, tuvieron un dibujo en sus manos de un árbol completamente cerrado, para que no pudieran de nuevo hacer más daño y a los duendes, les enviaron a un bosque, alejado, sin salida por ningún lado.
Cuando acabaron con el problema, repusieron de nuevo a los ángeles y búhos vigilantes. Fueron hacia los niños e Ícaro les dijo a sus amigos : - Madre, ya veréis el sermón que nos llega ahora -. Según se acercaban los ángeles hacia ellos, Xiri se metió entre los niños, cubriéndose. Uno de los ángeles, les dijo : - Jovencitos, creo que es hora de que estéis acostados, y no andando por los pasillos -. Ícaro, creyendo que no sabían lo sucedido, echó una sonrisa. Uno de los ángeles, les dijo : - Y referente a vuestras dudas, Ícaro y Xiri, os diré que aquí no hay secretos que esconder y todo lo entenderéis a su debido tiempo. Lo mismo que habéis entendido el manejo del juego y que haciéndolo unidos, no es tan juego -. Ícaro, no pudo más que abrir la boca, diciendo entre sí : - Anda, pues va a ser que lo saben -. Xiri, le dijo al ángel : - La culpa fue del que nos llevó al espejo ese, que menudo mal que lo hemos pasado -. El ángel le dijo : - No, Xiri. La culpa fue tu curiosidad, de lo cual estamos contentos que tengáis esas ganas de saber y averiguar, pero andaros con cuidado, porque sois muy confiados, así que sólo podemos deciros que sois estupendos y estamos muy contentos de vuestra astucia, por eso, habéis salido y saldréis sin problemas de todo lo que se os ponga por delante -. Luego se acercó a Elizabeth, para decirla : - Ya sabes que no te van a dejar fácilmente . Eres nuestra. Continuará .