VISIONES DOLOROSAS. cap. 66

Nadie se aleje de mi, por si nos perdemos -. Anthea dijo, sonriendo : - Vale. Ícaro, estaremos atados con esta cuerda que he encontrado -.
Se colocaron en frente del espejo, y al ver que no sucedía nada, Anthea la preguntó : - Elizabeth, ¿estás segura que es el espejo? -. Ella la contestó : - Sí, estoy segura -. El espejo comenzó a cambiar su color, y les mostró a sus amigos perdidos, sin saber dónde estaban, llamándola. Eizabeth, gritó : - ¡Devuélvelos! Quiero saber qué ocurre -.
De él, salió una voz muy grave, diciendo : - Tú, niña entrometida, tienes que desaparecer, y contigo todo lo que lleves -. Elizabeth contestó : - No sé quién eres, ni lo que quieres, pero yo quiero estar con mis amigos, y sacadlos de ahí -.
Un brillo salió de ese espejo, y se encontraron en un lugar repleto de espejos, y cada uno en un sitio distinto. Elizabeth, gritó los nombres de sus amigos, pero nada. Por otra parte, cada uno de ellos no hacía más que llamarse entre sí, pero no se escuchaban.
Elizabeth, en su enfado, levantó sus manos y las dirigió con toda su rabia hacia los espejos, rompiendo uno a uno, pero cada vez que rompía uno, aparecía otro y otro. Miró a su alrededor sin poder ver nada. Entonces, preguntó : - ¿Quiénes sois, y qué queréis? -.
De pronto, esos espejos abrieron una entrada, que llevaron a Elizabeth a su niñez, al lado de sus padres, haciéndola ver que murieron por su culpa. Elizabeth, empezó a gritar, a llamarlos, pero sus padres sólo la miraban, sin decir nada. Se preguntó : - ¿Qué está sucediendo? Todo esto no es verdad. Mis padres murieron por unos virus contagiosos, no fui yo. Basta … -. Abatida por el dolor, se dejó . Continuará.