jueves, 16 de julio de 2009

LAS LUCES DE LAS ESTRELLAS . cap .21


apareció una gran puerta, que al abrirse, vio cómo sus queridos amigos volvían con ella, y todos a la vez la gritaron : -¡ Estás bien! -. Anthea dijo : -¡Qué ha pasado, qué es lo que ha ocurrido! -. Ella les explicó lo que había pasado con el hada oscura . Los niños, asustados, la dijeron : - Vámonos de aquí, salgamos- .
Xiri y Daysy empezaron a saltar delante de ella de alegría. Elizabeth los abrazó y los metió de nuevo en su bolsa.
Se encontraban nuevamente de viaje, hacia ese cielo que les habían explicado sus maestros de luz.
Pasado ya un rato, Fransua comentó : - Podemos parar un poco, para reposar energías, que tengo mucha hambre -, y así lo hicieron, todos menos Ícaro, que les dijo que tanta lucha a él le había quitado el apetito, y que en todo caso, comería algo más tarde.
Retomaron de nuevo el viaje, hacia ese cielo cargado de estrellas, y llevando ya un rato en el horizonte, divisaron un enorme cielo azul oscuro con muchas luces en su interior.
Elizabeth, les dijo a sus amigos : - ¡Mirad, allí! ¡Lo veis, a lo lejos, allí es!-. Llegando a ese cielo, se quedaron maravillados por la cantidad de estrellas que estaban viendo. Era mucho más de lo que les habían comentado sus maestros de luz, un cielo repleto de estrellas por donde quisieran que miraran. Los niños, a la vez, exclamaron : - ¡Qué preciosidad, es bellísimo! -. Entre tantas estrellas, era muy difícil saber cuál era en la que tenían que entrar.
Elizabeth observándolas, se dio cuenta de que había un grupo de ellas que brillaban más que el resto. Hacían la forma de un ojo. Siguió fijamente mirándolas, mientras sus amigos, entre ellos, comentaban ese cielo que nunca habían visto. Elizabeth, de pronto, vio cómo una de esas estrellas se movió y se colocó en el centro de ese ojo formado por ellas, y al hacerlo, dio un gran resplandor.
Su interior la decía que aquella era su estrella, allí tenían que ir. Así que se lo dijo a los demás : - Eh chicos, ya lo sé. He visto la estrella que más brilla. Es aquella del centro -.
Fransua la dijo : - ¿Estás segura? -. Elizabeth contestó : - Sí, sí lo estoy. Es allí -.
Se pudieron de marcha a su destino. Al llegar, ese ojo formado se empezó a abrir, y de pronto, les impulsó hacia dentro de él. Los niños, asustados, se abrazaron . Iban llevados hacia algún lugar por una serie de pasillos. Ícaro, muy bajito, con voz temblorosa, dijo : - Otra vez nos hemos metido en líos -.
Elizabeth le respondió :- Estaba segura que era aquí, lo sé. Mi intuición me lo decía -. Fransua la contestó : - Ojala no te equivoques, por nuestro bien, porque esto no me está gustando nada -.
Al término de aquella oscuridad, se encontraron con un paisaje triste, desolado, sin cánticos de pájaros y apenas animales, un río, árboles, una naturaleza algo desierta.
Elizabeth se llenó de tristeza. Ese lugar le estaba provocando una gran pena.
Sin saber de dónde, salió un ángel rodeado de seres pequeñitos, a los que Elizabeth enseguida intuyó que eran los enarosos , de los que sus hadas y ángeles tanto les habían hablado. Ese ángel de aspecto serio, con mirada desafiante, les habló con voz muy grosera : - ¡Qué habéis venido a hacer aquí! Sabéis el peligro que tenéis al entrar en nuestro territorio y lo hacéis, aún sabiendo que por ello vais a morir -.
Elizabeth, con voz calmada, le respondió : - Tenéis algo que no os pertenece, y tiene que ser devuelto a ese lugar -. El ángel de la oscuridad, la dijo : - ¿Tú crees? Pues fíjate que yo creo que no va a ser así. Eres muy poca cosa para mi. Qué crees que vas a poder hacer para obtener tu premio -.
Elizabeth, ya cansada de que todos esos seres les pudieran trabas y se rieran de ellos, le dijo : - Pues para ser muy poca cosa, a todos os ha dado por querer matarnos, así que algo os preocuparemos -. El ángel, enfadado, la dijo : - Estúpida niña, tu falta de temor te va a llevar a la muerte -. Elizabeth replicó : - Sólo queremos el libro de las hadas, y sabemos que está aquí, así que dádnoslo -.
Los enarosos , con su voz de enanitos, se pussieron a reír y a gritar : - ¡Quieren el libro, el libro! Jajaja. Ese libro que nunca se ha visto, ¿está aquí? -, se preguntaban unos a otros. –No, aquí yo no le he visto. ¿Qué libro es, un libro que no se puede leer? Jajaja -. Al decir ese detalle. Continuará.

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2 comentarios:

HADALUNA dijo...

Mira si te digo que tienes una imaginación desbordante que es especial, no te descubro nada nuevo.

Me alegro de haberte empujado a entrar en este mundo bloguero, porque creo que aparte de hacerte mucho bien, sé que lo que guardas en tu imaginación merece la pena que vea la luz.

Besitos con alas.

DAPHNE dijo...

Gracias mi niña eres un cielo , yo sigo pensando en la pequeña Elizabeth .
Mil besos .